RECUPERA A TU HOMBRE EN 7 DÍAS

Tercera y ¿Última parte? Continuamos...

En el capitulo siguiente, le agradecían a Pam toda su ayuda con un ramo de rosas y claveles, que ellos mismos hicieron, diciendo Luis lo siguiente:
-          Gracias por ser tan buen agente con nosotros Pam, de no ser por ti, hubiésemos tenido que dormir en la terminal de autobuses, en la calle o que se yo, pero gracias a tu buen corazón (Pam sonreía), mi nena tubo un techo que la protegiera del frío y una cama donde dormir calientita, y por si fuera poco ya tenemos trabajo, así no le faltará nada. ¡Gracias Pam! Gracias por ayudarme a cuidar a mi chiquita, - Y ya me detuve, porque como siempre que algo me salía del corazón, estaba a punto de llorar-
En las noches cuando salíamos del trabajo, caminábamos abrazados por las calles, mientras nos contábamos como estuvo nuestro día, una de esas noches vimos a Sofía parada en la entrada de la puerta de su casa, y tu notaste que estaba triste y quisiste decirle algo para alentarla, pero al no atreverte te dije…
-          Ten calma mi amor, ya la iremos conociendo más, así desarrollará su confianza en nosotros y entonces la podrás ayudar, pero ya quita esa cara de tristeza, ya te dije que para poder ayudar a la gente, no debes apropiarte del dolor se sus problemas.
-          Si, ya sé… “Lo mejor que puedes hacer por un pobre, es no ser pobre” – respondiste con una de mis frases favoritas.
-          Oooooh, que rápido aprendes cerebro de hormiga – bromeé para hacerte sonreír.
Sonriendo y golpeando cariñosamente mi brazo dijiste – Lo que quise decir fue que tienes razón, que esperaré a que nos tenga confianza, para ver si podemos ayudarla en algo. ¿Sabes? Hoy le conté a Pam como nos conocimos, y le volví a explicar que nuestro amor es diferente a todos, creo que ella disfrutaba de mi relato, porque sus ojos se iluminaban como recordando sus propia historia de amor, supongo que todos tenemos una ó varias ¿no?
Yo solo asentí con la cabeza, sin decir nada más, estabas entrando a casa y te cargue en mis brazos y te lleve a la cama, te acosté y apague la luz, para después regresar a acostarme contigo, pero como siempre fuera de las cobijas.
-          Sabes amor, yo entro 6 de la mañana a la tortillería y te dejare sola desde cuarto para las 6, y eso no me gusta nada – dije auténticamente preocupado.
-          No te preocupes, yo sé cuidarme sola, además estaré con Sofía  - Dijiste para tranquilizarme.
-          Si, ya sé que no eres una niña (aunque lo eras, los dos lo éramos), pero no me gusta dejarte sola, además en todo caso ¿Quién va a cuidarme a mí? – bromeaba
-          ¡Ah! Pues cuando no podamos estar juntos, tendrás que cuidarte solito, porque si no lo haces ya no te voy a querer, ¿He? – Sentenciaste.
Platicamos de cuánto dinero ganaríamos en nuestros respectivos trabajos, y haciendo cuentas nos percatamos de que podríamos ahorrar un poco, y si éramos cuidadosos hasta nos alcanzaba para ciertos lujos, - para ti y para mi compartir un helado, una paleta de dulce, un atardecer tomados de la mano, una noche de luna, unas líneas llenas de sentimiento escritas en papel o el aroma de la flores, era todo un lujo - ¡Claro! Nuestro amor era un lujo muy preciado con que Dios nos había premiado… Y esa noche te enseñe a disfrutar de uno de los regalos que la vida nos hace todos los días, (mejor dicho todas las noches).
Seguíamos platicando y algo estabas a punto de decirme, cuando te puse un dedo en la boca para callarla, cerré tus ojos con mis labios y dije – Escucha –
-          ¿Qué? Respondiste asustada, pensando que algo andaba mal en la calle – yo no escucho nada  - dijiste.
-          ¡Shshshshshsh! Pon atención amor – te chite – Escucha el viento, el trinar de los grillos, escucha tu respiración y la mía, escucha como late tu corazón contra tu pecho, escucha todo con atención… te volví a cerrar los ojos con un beso y…

Tercera y ¿Última parte?


9

Que equivocada está aquella frase “mi media naranja” Es por este tipo de creencias sin analizar, que existen muchos problemas, sufrimientos y desgracias en el mundo.

Antes de entregarse a los brazos de amor, la gente debe aprender a ser una “naranja completa” para que esto sea lo que se le ofrece a la pareja, y la relación nunca caiga en ese círculo vicioso de: Enamoramiento, (cuando todo es color de rosa), Dependencia (Cuando no puedes ser feliz si no estás pegado a tu pareja), Luchas de Poder (cuando caemos en el estira y afloja del juego de si me la hace me la paga), Hastío (Cuando tu pareja ya no te parece tan maravillosa como al principio… y, como el espejismo del amor ya desapareció, generalmente aquí se comienzan a cocinar los famoso cuernos, o sea comienzas las infidelidades), y por último la separación (que si bien nos va, puede ser amistosa).

El amo no es esa tonta creencia, de que se necesita a otra persona para sentirse completos, el amor es convertirse uno mismo en una persona completa, integral, convertirse en la mejor persona que uno puede ser. Y así, regalarnos a esa personita especial que nos estará esperando en algún lugar, para entregarnos lo mismo, y juntos construir una relación de calidad, de metas, de evolución, de un amor que inspire a otros a dejar de engañarse con todos esos vicios que la sociedad le ha colgado al sentimiento llamado amor, y que tanto dañan al mundo en que vivimos.

Pensando en esos peligroso jueguitos románticos, una tarde en la publicación de su revista mensual GENTE POSITIVA, Luis escribió el siguiente artículo, en el cual el mismo negaba, que el sentimiento que le provocaba Ana fuera amor… para él, aquel sentimiento era diferente, era único, era…

UN SENTIMIENTO DESCONOCIDO

Te conocí hace poco tiempo y me pareció que alguna vez en el pasado ya te había soñado. Pero no… solo hace poco tiempo que te conocí.

Me puse a observar a la gente, y por ese mismo hecho no puedo decir que te quiero, porque la gente que dice eso, se comporta como dueño de la persona de su afecto, explotan en celos, regañan, acosan e incluso ofenden a la persona a la que dicen te quiero.

Seguí observando al mundo para tratar de definir esto que siento por ti, y tampoco puedo decir que te amo, porque he descubierto que quien dice amar. Sufre por quien ama, encuentra un mal sano placer en mantenerse siempre cerca de su ser amado, tanto, que ambas partes parecen fundirse en un solo e incompleto ser, que se estanca en el camino, tal como una piedra se estanca en la continua corriente de un rio.

Y a pesar mío, tampoco puedo decir que te deseo físicamente, porque quién eso siente, se desvela en inquietos sueños, transpira a la sola presencia de la persona de su deseo, inventa mil planes para consumar un acto sexual con ese alguien, y no encuentra la paz y la armonía en su existencia.

Es por eso que concluyo, que lo que tu inspiras en mí, no es cariño, amor ó deseo, es un extraño sentimiento, un profundo sentimiento, UN SENTIMIENTO DESCONOCIDO.

¿Por qué? La respuesta es muy simple cuando eres dueño de ese sentir, y es simple porque…

No te quiero para sentirme tu dueño, para celarte y mucho menos para llegar a ofenderte. Tampoco te amo para sufrirte, ni para agobiarte ó frenar el fluir de la evolución de tu destino…

Y cómo decir que solo te deseo, si en ningún momento me has parecido objeto de una simple y pasajera sexualidad.

Lo que sí puedo afirmar, es que para quererte no necesito que estés presente, pues a cada instante disfruto de tu intensa compañía, (aún sabiendo que está lejos), para amarte no puedo sufrirte, pues al contrario; te disfruto como un niño disfruta de la puesta del sol. Y para desearte, no necesito obsesionarme en poseer tu cuerpo, pues al respirar se que respiro el mismo aliento, que tu respiraste en algún momento… y puedo estar contigo compartiendo un mágico encuentro, cuando miro al cielo, cuando cierro los ojos y me envuelve el silencio, cuando escucho la música, cuando siento correr la lluvia por mi cuerpo… en fin.

No te quiero para apresarte, me gustas en libertad.

No te amo para estancarte, es sublime verte evolucionar.

No te deseo para un simple encuentro sexual, te disfruto en todo lo que me rodea, a cada instante, en cualquier lugar.

No te esfuerces en comprender todo esto, porque ya te lo he dicho, lo mío es un sentimiento que despertó al encontrarme contigo, que no es cariño, amor ó deseo…

TAN SOLO ES UN DESCONOCIDO SENTIMIENTO.

Llego la noche, y tal como Luis se lo había propuesto, comenzó a destruir todo aquello que le recordará a Ana, las fotografías donde lucían tan felices, tan enamorados, tan inseparables, las cartas donde la inocencia y magia del amor, podía sentirse en cada palabra escrita, las tarjetas, los regalos, todo.

Pero cuando estaba a punto de quemar aquellos capítulos de “El sueño”, que Ana escribiera en respuesta a los capítulos que él le escribiera a ella, se detuvo y decidió leerlos por última vez, deseaba revivir ese sueño que le parecía más que una simple fantasía. Le parecía una tremenda realidad… Estaba decidido, leería cada capítulo y después los quemaría.

EL SUEÑO (Tercera y ¿Última Parte?).

Al Comenzar a leer aquellas notas, que representaban el sueño de amor que un día escribiera junto a su nena. Luis rememoraba los capítulos que él mismo le mandará a ella, para así seguir la trama de su historia lo más fielmente posible, (¡Era increíble, pero recordaba casi cada detalle de toda su relación con Ana, DE TODA!).

Y así, sabiendo que era la última vez que viviría esa historia de amor, Luis leyó cuidadosamente cada palabra de aquel hermoso sueño, lo hizo como saboreando cada palabra, cada situación inventada por los dos, cada giro que tomaba la historia, cada pequeño acontecimiento, que les permitía a los dos conocerse más, compenetrarse más, amarse más, comunicarse más en la realidad de su relación y desarrollar una intimidad más allá de la que nace en una alcoba… leyó más como recordando algo vivido y el sueño continuaba así:

- Después de llegar al puerto de Veracruz y conseguir aquella habitación que les rentará la señora Sofía, gracias a la ayuda de Pamela, la dueña de la fonda de le diera trabajo a Ana… Se enfrentaban al dilema de dormir en una sola cama…

Aparte de una sola cama, nuestro cuarto tenía una estufa. Una mesita con sillas, una cómoda con luna, un sillón… y como una señal romántica la puerta del baño era de color rosa.

Como siempre tú estabas tratando de ocultar tu nerviosismo, al enfrentar el dilema de una sola cama, fue por eso que…

- Bueno hay que echarse un volado para ver quien se duerme en la cama – Dije para darte confianza y se evaporará tu nerviosismo.

- Bueno. ¡Si quieres! – Contestaste como muy segura de que ganarías el dichoso volado.

- Sí, sí quiero, y lo siento porque siempre gano los volados… Y el sillón no se ve muy cómodo que digamos ¿He? – Dije burlonamente.

- ¡Hay si tú! Presumido…

- Bueno ya, ¿No? – Saque una moneda de la bolsa de mi pantalón y la lance al aire y…Sí, me ganaste.
- Jajajajajaja – me hacías burla.

- Yaaaa, te acabas, una sola vez al año que me ganas – Y así, entre broma y broma comenzamos a preparar nuestras respectivas “camas”, fue en eso que llego la señora Sofía…

- Miren muchachos, aquí les traigo unas cobijas de más y un poco de café, ¡Ha! , y esta colchoneta, porque si alguno pensaba dormir en el sillón… no se va a poder – Nos miramos extrañados y a una voz preguntamos - ¿Por qué?

- Porque no sirve – Dijo – Solo está sobrepuesto, y como ya tenía mucho tiempo que nadie ocupaba este cuarto, no lo había mandado a componer, pero no se preocupen, que para dentro de una semana ya estará arreglado. Bueno hasta mañana, espero que descansen y si necesitan algo solo avísenme, mi cuarto está aquí enfrente. ¡Buenas noches, muchachos!

- ¡Buenas noches! – Contestamos, nos sentamos a tomar una taza de café y el silencio se hizo presente… inevitablemente la nostalgia se comenzaba a sentir, una vez más, el estar apunto de pasar nuestra primera noche lejos de nuestros hogares, la intimidad de una mesa, el aroma del café, evocaba los recuerdos que unidos a la tranquilidad de la noche, hacia de las suyas en nuestros ánimos.

Y así, en silencio nos dispusimos a dormir. Apagamos la luz y tú te acostaste con ropa, te acomodabas dándome la espalda y así, aprovechando que no podías ver mí desnudes (porque siempre duermo desnudo)… me levante de la colchoneta y fui a la cama para abrazarte por la espalda, - Sobresaltada dijiste –

- ¿Qué te pasa hígado? –

- Nada, no seas mal pensada, solo quería darte un beso de buenas noches y decirte que te quiero mucho… Y tal vez si tú me lo permites, me gustaría quedarme así abrazándote, hasta que te duermas ó platicar un rato. La verdad siento mucho miedo y una nostalgia tremenda.

- Respondiste sonriendo, (porque te agradaba mucho que ante ti, si me mostrará vulnerable y sensible, cosa que nunca hacia con los demás). ¿Por qué tienes miedo y nostalgia?

- Miedo por ti, porque no sea capaz de procurarte a modo de que no te falte nada, de que puedas decepcionarte de mí, y, nostalgia por mi familia, espero que estén bien y que un día apodamos regresar… Pero aun así quiero que sepas, que no me arrepiento de estar contigo.

- Bueno, pues pudiste venirte solo ó con cualquier otra chica, por ejemplo con tu ex novia Maribel. ¿No?
- No, esto solo lo pude hacer contigo y es mejor que ya nos durmamos, porque mañana debemos empezar nuestra vida con energía y entusiasmo. Hasta mañana mi amor.

Guardaste silencio después de contestar “Hasta mañana Luis” porque te diste cuenta de que me molesto tu comentario sobre mi ex.

- Discúlpame, no te enojes, solo fue un comentario – Dijiste al fin.

- ¿Sabes? Para mí, tú eres única, no eres igual a cualquier otra, estoy contigo por algo mucho más profundo, que un título social de novios, esposos o algo así. Estoy contigo por algo mucho más grande que eso, y lo sabes Ana, me duele mucho que hagas esos comentarios, pero está bien te comprendo.

Volvió el silencio, me dio la impresión de que tramabas algo, de que pensabas algo, por eso continué. – No quiero que me contestes, pero quiero que me ayudes a defender de TODO Y DE TODOS, este sentimiento que existe entre los dos. – Te volviste para mirarme a los ojos y dijiste – Entonces vístete. – ¿Por qué? – Porque quiero que durmamos juntos… Pero vestidos. –Tonta – Dije.



- Buenos días floja – Bromeaba claro.

- Buenos días madrugador – Me seguías la corriente - ¿Por qué te bajaste de la cama?

- Es que no me dejabas dormir con tus ronquidos, jajajaja –

- ¿Yooooo? No seas mentiroso yo no ronco, - Dijiste entre risas, Con esa sonrisa que tanto amaba.

- Bueno – conteste – Lo que pasa es que no puedo dormir con ropa, y me baje a la colchoneta para poder quitarme el pantalón… por cierto me lo puedes pasar por favor – Extrañamente mi ropa estaba en el sillón, y no junto a la almohada donde yo la había dejado.

- ¿Yoooo? Si soy tu amiga, no tu esclava – Y tu sonrisa maliciosa descubrió tus intenciones.

- Ándale, no te pases corazón, - Insistí divertido – Pero tu fingiste que ya no me escuchabas, y seguías poniendo la mesa para que desayunáramos, (aunque solo fuera café caliente).

Y sin más remedio, me enrolle en la cobija, me levante por el pantalón y como pude me lo puse, sin permitir que me vieras ni el dedo gordo del pie…

- Huy – huy – huy, ni que estuvieras muy bueno ¿he? - Reímos juntos mientras te levante en mis brazos para darte vueltas hasta no poder más – Estoy muy feliz de estar contigo chaparra, pero ya vamos que Pam ya debe estarnos esperando.

- Si tienes razón – Contestaste – Ella nos dijo que si no éramos fijados, nos podría conseguir trabajo y la verdad necesitamos conseguir dinero para comprarnos ropa, porque con tus prisas, no se nos ocurrió que tendríamos que cambiarnos de ropa algún día. – Yo baje la cabeza apenado, pues tenías razón, ya nos quedaba poco dinero y solo teníamos la ropa que llevábamos puesta. –

- No te preocupes mi amor, yo trabajare duro para que nada te falte – Atine a decir sinceramente.

- ¿Tú? – Respondiste un tanto molesta – No, higadito, aquí jalamos parejo los dos ó no hay trato, además no creas que voy a estar en la casa todo el día, limpiando y cocinando para ti.

- Ah, lo que sucede es que eres capaz de trabajar con tal de no cocinar ¿verdad?, - Fue mi respuesta mientras con la mirada te agradecía por ser tan linda y pareja conmigo, por estar dispuesta a unir tus manos a las mías, para construir juntos el futuro de nuestro amor.

- ¡Claro! Yo no cocino ni en defensa propia, jajajaja – Tomaste mis manos y me miraste profundamente a los ojos… No sé que ibas a decirme, pero una vez más sentí esa sensación de intensidad, de un algo incontenible, de una tremenda ola de amor que me envolvía y me provocaba unas inmensas ganas de llorar de felicidad… - Pero si tú me lo pides – continuaste – Aprenderé a cocinar para ti. - ¡¡¡Si me amabas!!! Porque desde que te conocí, sabía que no existía nada que odiaras más que la cocina.

Nos dirigimos a la fonda de Pam…

Y así, noche tras noche, Luis, repasaba cada capítulo de que aquel compartido sueño de amor, volvió a reír con las ocurrencias que escribiera Ana, volvió a llorar cuando a través de letras formando palabras, uno a otro se decían cuanto se amaban, todo lo que se significaban mutuamente, volvió a conocer más a su nena, volvió a sentir esa enorme sensación de amor, y volvió a preguntarse cómo era posible que Ana, le hubiese abandonado de aquella manera tan cruel, tan determinante, negándole la más mínima oportunidad de luchar por su amor.

La Despedida


… El escribir me ayudaba a sentirme cerca de ti y a ir en pos de mi sueño de ser un Triunfador, ¿Triunfar en qué? En todo lo que hacía y hoy escribía, daba conferencias y hacia diversos negocios… Para mi triunfar no tenía mucho que ver conmigo mismo, sino con tener libertad de tiempo y dinero, para estar con mis seres amados y no sufrir nunca de escasez económica, para así, estar en paz para crecer y crear, amando y viviendo en armonía, paz y felicidad. ESO ES TRIUNFAR PARA MI… Pero… ¿Y qué pasaba con tu Vida?

En tu interior algo se revelaba y te pedía salir de eso que tu llamabas el montón, (¿Cuál montón, me preguntaba yo mismo?) ¿Te referías a la gente que se va conformando con las migajas, que le va tirando la vida? ¿Te referías a aquellos que aparentemente tienen éxito, porque gozan de excelente posición económica y que sin embargo son infelices en su corazón? ¿Acaso el montón al que no querías pertenecer, era aquel donde la gente vive el agobiante peso de las absurdas normas e imposiciones sociales, dejando de lado las expectativas reales de su corazón, por miedo a exponerse a la crítica… crítica de aquellos que por el mismo motivo le han perdido sentido a su propia vida?

¿Te referías acaso al montón de mujeres que abandonan las cumbres de sus sueños, por cumplir con su papel de esposas conformadas, sumisas y con el letrero de propiedad privada del marido machista, colgado del pecho?... Era difícil de saber, pero algo era seguro, deseabas superarte como ser humano.

Tu vida comenzaría a tomar un rumbo favorable incluso para mi, (Sí, porque cuando una persona lucha por sus sueños todo mundo sale ganando y yo ganaba porque seguía siendo parte de esos sueños, continuaba siendo la constante demanda de tu corazón cuando pensabas en el amor, y tus deseos de superación te impulsaban a mí de forma inevitable, la fuerza de tus sueños fortalecía la fuerza de tu amor.

Te enrolaste en una escuela de pedagogía, y te dedicaste a enriquecer tu mente con libros y audios de motivación y crecimiento personal, así elevabas tu golpeada autoestima y por ley de causa y efecto te convertías paso a paso en una persona de éxito. Y no podía ser de otra manera, tu ya estabas poniendo todo tu empeño y por consecuencia la suerte estaba ya de tu lado, pues como tus libros y audios decían: “La suerte siempre favorece a las personas de acción”… Y yo agregaría… a las personas que se preparan para aprovecharla.



6

Yo sé bien que estoy afuera pero el día me que yo me muera, se que tendrás que lloraaar, llooooraaar y lloooraaar…

Eran las 6:00 am. Todas las mañanas desde aproximadamente 2 años y medio, ese repartidor del periódico local el sol de Tulancingo, era mi despertador. Todos los días repartía sobre su bicicleta sus periódicos a ritmo de una canción que cantaba a todo pulmón, lo hacía de forma alegre y con un sentimiento capaz de hacer palidecer a la Lupita “canta recio”, y como dato curioso, nunca le había escuchado repetir ninguna canción, ¡NINGUNA!

Durante mis días de universitario, ese pintoresco periodiquero me salvo muchas veces de llegar tarde a mi primera clase de contabilidad. Por las mañanas me levantaba el ánimo con su entusiasmo madrugador y me hacía reír con sus alaridos artísticos, cuando salía con la preocupación de algún examen en mente.

Pero como ese día mis ocupaciones estudiantiles iniciarían 4 horas después, me quede recostado sobre el sofá-cama, en que durmiera desde que me casara. ¿CASADO? Sí, me case. ¿Pero qué fue lo que originara mi matrimonio? ¿Cuáles eran las consecuencias que el adiós de Ana y mi relación matrimonial trajeran a mi Vida? ¿Cuáles eran sus limitaciones (si en realidad existían)?

Para retomar esta parte de mi relato, pido al amable lector que abra su corazón y su mente, más allá de las fronteras marcadas por la sociedad… Quizá en la verdad de estos hechos, encuentre las respuestas a muchos de sus propios problemas y/ó dramas sin resolver. Y juntos lleguemos a conclusiones interesantes y precursoras de la libertad y la felicidad perdidas, así como a la comprensión y renovación del verdadero amor.

Y para ser imparciales, iniciemos el relato desde un punto de vista externo, ajeno al de nuestro personaje… Pero quizá no tan ajeno a los sentimientos que se verán involucrados…

… Volvamos a aquella mañana de Octubre en que Ana, dijera Adiós a Luis…
La noche anterior, Luis incapaz de soportar más tiempo la agonía que le provocaba el desamor de Ana, al acompañarla hasta la puerta de su casa e intentar disfrutar de su reconfortante beso de despedida…

- ¿Qué tienes Ana? - Pregunto con una mezcla de angustia y desesperación en su voz.
- Nada – Contestó ella, con agresiva indiferencia.
- No me digas que nada, tu sabes que algo está sucediendo, tus besos son diferentes, y no me refiero a la humedad y calor que le proporcionan a mis labios, me refiero a esa sensación de sentir que no me besas desde dentro de ti, que no me besas con los labios del alma, queme besas con labios fríos, distantes, pareciera que me besas por obligación. ¿Por qué ya no me besas con amor chaparra?

Como respuesta, ella beso a Luis con una mezcla de rabia y pasión, como queriendo desquitar en ese beso, algún sentimiento escondido que la estaba lastimando… Luis no respondió a ese beso, solo dejo que su boca fuera explorada y hasta lastimada con aquella mezcla de rabia y pasión, eso era un mal augurio para su enamorado corazón…

Miro a los ojos de ella con inmenso dolor, dio media vuelta y empezó a caminar.
Solo había dado algunos pasos, cuando giro su cuerpo y quiso gritarle TE AAM La frase quedo incompleta… Ana, ya no estaba esperando en la puerta de su casa para verlo partir, como había echo siempre.

7

La noche fue muy larga, todo parecía indicar que Ana ya no le amaba, ¿y si tenía razón? ¿Y si ese maldito presentimiento era verdad? ¿Qué haría? ¿Qué pasaría con todos esos sueños e ilusiones de los cuales Ana era la Principal Protagonista? En todas su relaciones anteriores nunca le preocupo el futuro que le esperaba, cuando la chica en turno quería cortar con él…De hecho casi siempre quien terminaba la relación era él.

Pero ahora era distinto, la sola idea de pensar que Ana le retiraría su amor, le producía un temblor interno, ¡NO!... No debería estar pensando aquello, ella le amaba tanto como él a ella, las pruebas eran contundentes. Había enfrentado a su familia a pesar de que se negarán rotundamente a esa relación, a sus amigas y amigos quienes le advertían que esa relación no tenía futuro… En definitiva, tenía que confiar en que su amor era indestructible. En las paredes de su recámara están las pruebas de que su futuro lo vivirían juntos.

Luis había diseñado un collage de fotografías, en las que incluía sus sueños más importantes, tales como conocer el mar, ver nacer a su primer hijo ó hija, Visitar la torre Eiffel en Francia, entre muchos más. Pero el más destacado era Compartir su Vida con Ana… Por eso el amor que se tenían no podía morir así, simplemente… No podía Morir.

Y con esa esperanza se levantó muy temprano, se baño y se puso la ropa nueva la cual compró para agradar a su chica… El pantalón azul eléctrico y esa camisa de cuello mao color negro le sentaban muy bien – Pensó –

A continuación se dirigió a esperar a su nena frente a aquella escuela primaria donde todas las mañanas se veían, desde que ella iniciará el servicio social requisito de sus estudios de bachillerato.

El día estaba inmejorable, las copas de los árboles del parque de la ciudad, estaban totalmente pobladas de pájaros, que llenaban el ambiente con sus cantos matinales. El sol comenzaba a peinar el horizonte, el clima era muy agradable. “Por enésima vez Luis ensayo la posición en que él creía que se vería mejor”

Sus pensamientos hervían de amor y pensaba… Le voy a pedir disculpas y le voy a decir lo mucho que la amo, le diré que la comprendo y que soy un estúpido por mis histerias personales, sus pensamientos eran acompañados por esa alegre sonrisa común en los enamorados, ya estaba impaciente por abrazar al amor de su Vida en cuanto la viera llegar.

El micro bus que transportaba a Ana a sus brazos doblo la esquina, ella venía en ese, lo sabía, lo sentía. “Habían aprendido a sentirse mutuamente, incluso era común que se adivinaran el pensamiento” Estaba en lo cierto Ana bajo de aquel microbús, y se dirigió a él pero…

Su mirada estaba inundada de… ¿Lástima? Sí, parecía que lo miraba con lástima, y arrastrando sus pasos llego al lugar donde él se encontraba… Aquel maldito presentimiento volvió con la fuerza de un tornado.

Ella lo tomo del brazo y sin hablar lo dirigió hasta una de las bancas de cemento que había cerca, lo invito a sentarse aún sin hablar y le entrego unas hojas de papel dobladas de forma irregular, casi hechas bola.

Era una carta… Una carta que Luis hubiera preferido no leer Jamás.



… Luis Desdoblo aquellas arrugadas hojas, y comenzó a leer con un temblor interno inundándole el alma.

Luis: Tiene días que he estado pensando en nuestra relación, y anoche me di cuenta de que solo te estoy lastimando con mi cobardía, es por eso que hoy seré sincera contigo. Es verdad lo que me pediste aquel día cuando me pediste que no te idealizara, que solo eras un ser humano como todos.

Pero caí en la trampa y sí, te idealice…

Sí, te he amado mucho, eres el primer amor de mi Vida, pero no se qué paso, pues ya no siento lo mismo. Es verdad que te quiero mucho… Pero ya no te amo. Solo te quiero como a un amigo, perdóname, pero creo que no es justo que te siga engañando, te juro que he intentado volver a amarte, pero ya no puedo, YA NO TE AMO. Sé que esto te dolerá, pero después te darás cuenta de que es lo mejor para los dos.

GRACIAS POR TODO LO QUE COMPARTISTE CONMIGO

En cuanto al sueño que escribíamos juntos, fue muy hermoso… Pero solo fue eso… Un sueño.

Te quiere tu AMIGA: (Ana María)

Espero que puedas ser mi amigo, pero si no es así, no te preocupes yo sabré comprenderlo… Te deseo lo mejor y ojalá pronto encuentres a alguien que te ame como tú te mereces.

ADIOS.

8

¿Quién fue el idiota que dijo que los hombres no lloran? ¿Quién carajos había condenado a los hombres a reprimir sus sentimientos de dolor? ¿Quién es capaz de negar que aquel que llora, no es más hombre que aquel que se finge indiferente?
Luis pidió a Ana que conservará aquella cruz de cordón que se quito y colgó en el cuello de ella, (esa cruz era uno de los regalos más preciados que Luis conservará de su Padre). La miro y trato de perderse en el café de sus ojos y dejar de existir y para terminar le pidió un beso de despedida… fue extraño, pero aquel beso frío, le pareció semejar el último aliento de su vida.

Y así, sin decir más, Luis partió, sus pasos eran apresurados, al igual que aquellas lágrimas que ella, ya no pudo mirar. Al entrar a su casa Luis no pudo evitar ser visto por su madre, quién alarmada pregunto.

- ¿Qué te paso mi’jo? – Realmente estaba asustada, ya que jamás había visto a su hijo en ese deprimente estado.

Luis solo se abrazo de ella y le entrego la carta con la cual Ana terminara su relación… Después de leerla su madre le dijo:

- Tranquilo hijo, ya regresará – Lo alentaba como siempre lo había hecho aquella invencible mujer que tenía como madre bendita.

Luis solo movió la cabeza en señal negativa, mientras se ahogaba en sollozos que no podía controlar y le impedían hablar… Él sabía que no regresaría, pues un día Luis le comentó a Ana, que si alguna vez ella deseaba terminar su relación definitivamente, solo le dijera que ya no lo amaba, de esa forma el prometería no volver a molestarla… Y conociendo la impulsividad del carácter de su hijo, la señora madre de Luis le dijo:

- Cálmate José Luis (solo le decía su nombre completo, cuando estaba enojada con el ó cando le tenía que decir algo serio), tómalo con calma no vayas a hacer alguna tarugada, piensa en tu hermanito Jesús, él y yo te necesitamos.

- Sí mamá, no te preocupes, no va a pasar nada, voy a estar bien, (La tranquilizó procurando detener el llanto y las convulsiones que este le producía).

Lo menos que deseaba era sentirse necesitado, el solo deseaba desaparecer, deseaba rendirse, no quería que nadie le tuviera lástima, él estaba acostumbrado a ayudar a la gente, no ha recibir la compasión y la ayuda de nadie… ni siquiera de su familia. (Un error muy común en los jóvenes, que creen no necesitar de nadie, creen que eso los hace una especie de héroes, el saber que ellos si ayudan a otros pero ellos no lo necesitan, cuando en verdad el saber pedir ayuda y estar dispuesto a recibirla es el más grande rasgo de un verdadero héroe).

Subió a su recamará y comenzó a despedazar todas las fotografías que representaban su sueño, YA NO QUERIA NADA, (y sin embargo los sueños ya habían sido expresados, ya habían sido visualizados, el universo estaba ya trabajando en el pedido… aunque él aún no lo sabía), solo deseaba olvidar, tenía que olvidar para no dañar a su familia que ninguna culpa tenia. Debía recuperarse y seguir adelante, seguir avanzando, ¿A dónde? Eso no importaba, solo sabía, intuía que debía salir adelante y tratar de hacer algo por su familia, ¿Esperaba él algo de la vida? Hace unos minutos diría que no esperaba nada, porque con el amor que compartía con Ana, era seguro que todo lo conseguiría… ahora… ahora solo deseaba olvidar… olvidar todo.

Pero para lograrlo, tendría que deshacerse de todas las cosas que le recordarán a Ana, dibujos, tarjetas, cartas; y, los capítulos que Ana escribiera sobre “El sueño”. Eso haría a partir de esa misma noche, comenzaría a quemar todos los rastros que esa “niña tonta” dejara en su vida.


Tomo el teléfono y marco el número de varias de sus antiguas conquistas, así como de aquellas amigas que le tirarán la onda mientras andaba con Ana, hizo varias citas y también acordó con algunos “amigos” reunirse para echarse unos “pomos” y armar desmadre. No se daría tiempo de sufrir, no se daría tiempo de sufrir… no se daría tiempo de sufrir, se decía para sus adentros y mientras tanto, su rostro seguía cubierto de la lluvia salada que brotaba de sus ojos, sin que él lo pudiera evitar.

(Y en toda desgracia, es necesario darse un tiempo de luto, después de pasar la etapa de la negación que es cuando no aceptamos el evento que nos duele, pasamos a darnos tiempo de sufrirlo, para limpiar nuestro organismo y nuestra alma, así y solo así llegamos a la etapa de aceptación y poco a poco comenzamos a recuperarnos).

Y así, después de un rato, bajo a despedirse de su madre diciéndole:

- Ya me voy “chirga” (su mamá y él se llevaban como dos grandes amigos y por eso se decía sobre nombres de cariño, él le decía chirga y ella le decía fodongo, su madre era y siempre será una gran mujer).

- ¿No vas a desayunar hijo? Pregunto con un rastro de miedo en su voz, quizá por lo que su hijo pudiera hacer por aquel tremendo golpe amoroso, que una niña de 17 años le diera a su fodongo.

- No mamá, no tengo hambre, ya me voy a abrir el changarro, al rato nos vemos, le dio un beso en la mejilla, mientras su mamá le decía.
– Todos te queremos mucho hijo –
- Gracias mamá, lo sé – Dijo mientras se daba la media vuelta y pensaba, “Si todos me quieren, también Ana… Como un maldito amigo.

Entre Sueños, Pasado, Realidad y telenovelas (continuacion de la Realidad del Sueño)

3

Entre nuestro pasado y nuestro presente, una enorme variedad de acontecimientos y principalmente personas, se habían cruzado en la red que el curioso destino, se encarga de confeccionar.

Tu vida había girado en torno a tu trabajo, tu familia, a tratar de ingresar a la escuela de pedagogía de tu elección y en varios intentos de relación amorosa.

Desde que aquella mala amistad tuya de mintiera diciéndote que yo tenía muchos deseos de estudiar la universidad y que la relación que mantenías conmigo me estorbaba… y tu nombre, inocente e inexperta, comenzaste a pensar en terminar conmigo para no estorbarme en mis deseos… Y así, tus ojos comenzaron a buscar otros horizontes masculinos, tratando de encontrar un reemplazo que ocupará mi lugar. “Tu decisión estaba tomada, terminarías conmigo para que yo pudiera estudiar una carrera” (lo dicho ver telenovelas nunca le ha dejado nada a nadie, y tu actitud era reflejo de la programación televisiva que había en tu cabeza.)

Y tu estrategia fue muy sencilla, comenzaste a alejarte de mí, esquivabas mis besos, te mostrabas indiferente, y comenzabas a ser coqueta tratando de atraer a otros chicos.

¡Y Claro que lo noté! Te sentía fría, distante, no comprendía porque de un momento a otro, las toneladas de amor que me entregabas día con día, hubiesen desaparecido. Mi estabilidad emocional comenzó a tambalearse como un barco que de pronto se hundiría, y, los problemas comenzaron a llegar… hasta que nuestras vidas tomaron rumbos diferentes, hasta que el barco se hundió… por lo menos aparentemente.

Yo me refugie, en el trabajo, en mi familia, y tontamente en muchas otras mujeres, mi vida se convirtió en algo similar a un crucero de placer y un día, llego la oportunidad de estudiar en una nueva universidad en la región.

Para entonces ya había comprendido que no podría sustituirte, que no podrías sustituirme, que solo estaba dañando a las personas con las que me relacionaba, que debería detener ese tonto intento de encontrar tu sabor en otros labios, de encontrar la caricia que me brindabas al mirarme en otros ojos. Por eso me dedique de lleno al estudio, trabajaba vendiendo desde desodorantes hasta aparatos electrónicos, lavaba los coches de los maestros en la universidad, para completar los gastos que los estudios me exigían.

Todo esto debido a que me decidí a abandonar el negocio de zapatos del que era dueño, en parte por las ventas bajas, en parte porque quería alejarme de la tortura de verte pasar frente a mi… Y hasta coloque un letrero frente a mi cama que decía “NO TENER NOVIA EN UN AÑO”.

Mientras tanto…

Tú… según tus propias palabras, te entregabas a tu vida carente de importancia, te la pasabas de constante mal humor, y tus relaciones sociales eran limitadas e intrascendentes, te refugiabas en una actitud desafiante y ofensiva para proteger la sensibilidad de tu corazón, (Y mucha gente hace lo mismo, aparenta dureza para ocultar ternura y sensibilidad… lo malo de esta constante defensa es que terminan creyéndose que son duras y terminan amargadas… que nadie lo haga más, no vale la pena créeme)… Y así tratabas de convertir tu amor por mí en desprecio y rencor (como si yo fuera el culpable de todo ó yo te hubiera abandonado).

Era comprensible que tu vida se encontrará desequilibrada, ya que al decidir dejarme, con la ingenua idea de que así podría estudiar, (pero sin confesarme jamás el por qué de tu abandono… yo era todo menos adivino. Jajaja)… Continúo… Creías firmemente que te esperaría toda la vida, y en vez de eso, yo, al saber que ya no me amabas, opté por volver a mi vida de antes de conocerte “Haciendo honor a aquel bello vals titulado Vino, Mujeres y Canto” en vez de dedicarme a buscarte como tu creías pasaría, era normal; te sentías decepcionada, confundida, engañada. (¿Porque las mujeres se complican las cosas?)

¡Claro! Tú sabías que yo te seguía amando, pero yo vivía con la idea de que tu amor por mi ya no existía, tu conservaste todas mis cartas (suficientes como para hacer una biblia del amor), como prueba y recuerdo de mis sentimientos por ti. Y yo había quemado las tuyas… y no era por malo, era para no martirizarme leyéndolas y releyéndolas.

Tú me considerabas un traidor infiel, tú me resultabas leal y sincera por tener el valor de confesarme que ya no me amabas, tú me amabas en un silencio casi mártir (Repito esas telenovelas que malas son)… yo buscaba mil maneras para olvidarme de ti, los únicos recuerdos que conservaba estabas en mi mente, y los que tu conservabas estaban en papel, en la esperanza de aquel sueño que leías todas las noches en que te sentías sola, y buscabas de alguna manera; volver a sentir la incontenible fuerza de mi amor envolviendo tu ser…

Y el sueño que un día escribiéramos juntos (E imagináramos con tanta intensidad, como si lo viviéramos de verdad)… continuaba así…


4

… El autobús ya había entrado a la terminal y se detuvo en el andén correspondiente, los pasajeros comenzaron a bajar del trasporte, te tome la mano y una vez más tú te refugiabas en la mía, como un pajarillo se refugia de la lluvia entre las hojas de los árboles.

Y así, fuertemente tomados de la mano, pisamos juntos el suelo de ese lugar al que nuestro amor, nuestros sueños y la sociedad nos habían conducido. Empezamos a caminar siguiendo a la gente como borregos, ¿Qué más podíamos hacer, si no sabíamos ni qué onda? (A veces seguir a los demás nos es útil, pero solo durante algún tiempo, solo mientras encontramos nuestra fuerza y tomamos en nuestras manos el rumbo de nuestro destino).

Así llegamos a la calle, nos miramos y seguimos caminando como Dios y nuestro instinto (si es que no son la misma cosa), nos daban a entender, se sentía un calor más intenso del que estábamos acostumbrados allá en nuestra tierra, además el clima era un poco húmedo y la gente… La gente era igual que en cualquier otro lugar, lo único diferente era su tono moreno de piel y su tonada al hablar, claro además de su forma más ligera de vestir, sus ropas eran más frescas, algunos llevaban sombrero de palma y otros lentes para el sol.

Notamos que la mayoría de gente se saludaban, dando la impresión de que todos se conocían.. “Que pues… Buenas… Quiubo mano… Tardes, etc.”, también a nosotros nos saludaban aquellas personas que se cruzaban con nosotros…

- Buenas tardes niños,

- Buenas tardes - Contestamos divertidos.

Nos miramos y sonreímos pues a pesar de nuestro miedo natural, también disfrutamos de lo nuevo y excitante de nuestra aventura, y así, seguimos caminando, observando casas… extrañamente todas parecían estar abiertas de puertas y ventanas (si no todas si la bastantes), como si la ciudad fuera una grandísima casa habitada por una enorme familia. ¿Y acaso el mundo entero no es un gran hogar, donde todos somos una gran familia? ¿Acaso es necesario cerrar la puerta de nuestro corazón por falta de amor y exceso de desconfianza por todos esos vicios y problemas que genera el temor?

- ¿Tienes hambre? – Pregunté, y tú me contestaste que sí,

Entonces comenzamos a buscar un lugar donde comer, un lugar que por su apariencia nos hiciera saber que no era muy caro.

Sabíamos que en ese lugar no encontraríamos la comida típica de nuestra tierra… Los Famosísimos Guajolotes de Tulancingo, Hgo. Que no son otra cosa que el equivalente a la hamburguesa americana, pero con el exquisito sabor mexicano… Y me pregunto ¿Porqué a nadie se le ha ocurrido convertirlos en una franquicia tan ó más importante que Mac Donals?, Por qué los mexicanos que somos una de las razas más creativas del planeta, que generamos millones de brillantes ideas todos los días ¿Por qué no las ponemos a trabajar en nuestro beneficio, porqué las dejamos en ideas y casi nunca las llevamos a la práctica?

Por fin encontramos lo que parecía una fonda, entramos y nos sentamos en una banca larga de madera, que estaba al costado de una mesa también larga y de madera, nos fueron a pedir la orden, y no sabiendo que pedir, pues no nos llevaron la carta ó el menú, solo atine a decir “Tráiganos la orden del Día por favor”.

Entonces nos trajeron una especie de ¿caldo de pescado?, con unos panes que imagine eran un tipo de bolillo o telera de la región, pero a mí me parecieron pambazos… comenzamos a comer un poco desconfiados por el aspecto de aquel platillo desconocido para nosotros, pero después de dar las primeras probaditas nos dimos cuenta de que estaba delicioso, y nos dejamos llevar por el hambre que nos produjo el viaje y la ansiedad de nuestra aventura.

La fonda estaba vacía y la señora que nos atendió, se fue a sentar junto a nosotros, y de una manera más que confianzuda, como si fuéramos viejos amigos nos preguntó…

- Y díganme muchachitos ¿Qué los trae por acá? –

Supongo que adivinó que no éramos nativos, por nuestra ropa y forma de hablar, pues nada que ver con su tono rítmico como cantadito de expresarse, entonces respondí,

- Solo venimos con el afán de conocer y encontrar un empleo, y la verdad nos urge, porque ya nos queda poco dinero…

Esta muy rica la sopa, dije a modo de cumplido (A toda mujer le agrada que reconozcas su forma de cocinar, su sazón… Especialmente a las casadas que tanto se esperan por agradar al marido, mismo que raras veces reconoce sus esfuerzos) y mientras seguíamos comiendo, la señora contestó.

- Es la especialidad de la casa, pero no es sopa, es el plato fuerte, dijo con tono divertido en la voz, y continuó. – Yo les puedo ayudar si gustan, mi nombre es Pamela y ustedes ¿Cómo se llaman?

- Ella es Ana – Dije por ti, porque de verdad tenias hambre y no dejabas de comer y como respuesta a la presentación solo te limitaste a sonreír – Y yo me llamo Luis somos del Estado de Hidalgo.

- ¿Son Hermanitos?

- No, no somos hermanos, somos…somos… amigos – Vacile – Pero usted dijo que podía ayudarnos, nos puede decir ¿Cómo?

- ¡Claro! – miren mi comadre Sofía tiene un cuartito que no ocupa y se los podría rentar muy barato, ella vive sola y le vendrá muy bien un poco de compañía, por lo del trabajo… si no son muy prejuiciosos y fijados... – en ese momento entraron más comensales a la fonda y se levanto a atender, diciéndonos – En seguida regreso –

En cuanto se fue tú te dirigiste a mi

- ¿A poco en serio nos vamos a ir a casa de la tal Sofía?

- Yo creo que sí, además no tenemos nada que perder, pero no te preocupes chaparra, no te dejaré sola para nada, anda acaba de comer para que vayamos a dar la vuelta para conocer más el lugar… mientras tanto la Señora Pamela acaba de atender a la clientela.

- Ya me llene – dijiste

- ¡Qué bueno, pensé que tendría que quedarme a lavar los platos para pagar la pinche ballena que te comiste! – bromee – y tu estuviste a punto de escupir el agua que acabas de tomar, por la risa que no podías contener.

Así fue que conseguimos casa y trabajo, ya que Pam (así nos pidió que la llamáramos), te dio trabajo en la fonda y a mí me consiguió trabajo en la tornillería de su compadre… Todo se estaba dando como magia, tal como suele suceder cuando se persiguen los sueños, con fe, sin preocupaciones, poniendo delante el amor y dejando detrás todo pensamiento negativo que pretenda atraparnos.

Pero nos enfrentamos a un dilema… ¡La primera noche que dormiríamos juntos bajo el mismo techo! El cuartito que la señora Sofía nos rento, ¡Solo tenía una Cama! Y por supuesto que yo quería compartir la cama contigo… no necesariamente para dormir, pero ¿Y tú que pensarías? Hasta ese momento solo éramos amigos, nunca nos habíamos dado un beso más allá de la mejilla, Y estábamos a punto de compartir la intimidad de 4 paredes… Y, ¿Un mismo lecho?...


5

El imaginarte leyendo y releyendo esta historia (a la que llamamos nuestro sueño, y escribíamos conjuntamente por turnos), con la esperanza de que algún día en el futuro volveríamos a amarnos… me llenaba de ternura.

No podía creer que a pesar de amarnos tanto, no hubiésemos encontrado la confianza necesaria para comunicarnos, no podía imaginar que la falsa idea “de que el amor es igual a sacrificio”, hubiere ganado la batalla y te hubiese hecho dejarme, a pesar de que ese acto nos pusiera a sufrir a los dos.

Por otro lado el imaginarte leyendo aquel sueño compartido, me recordó todas esas noches en que me esforzaba por revivir en mi mente, aquellos mágicos momentos que compartimos juntos, ¿Para qué? Para que la inspiración se apoderara de mí y así, pudiera escribir algo bueno, algo con mensaje, algo sencillo y rápido de leer, algo para compartir con el mundo. (¿Por qué rápido y sencillo? Porque cada día la gente tiene menos tiempo para leer, y, de una u otra forma, la mente necesita alimentarse de algo más que de telenovelas, futbol y noticieros amarillistas y manipuladores)…

Fue de esa forma como muchos de mis sentimientos e ideas “en forma de escritos”, vieron la luz del mundo, y así, poco a poco fui ganando reconocimiento en el mundo de las letras… Y una de esas noches que pensaba en ti y en porque te había perdido, escribí un Artículo titulado…

SOÑANDO CON LA PAREJA IDEAL

Hola... ¿Como estas?, sabes aun no estoy seguro pero quizá, eres tú la pareja de mis sueños, mi princesa de sangre azul.

Me pase mucho tiempo buscándote y tengo que confesarte que tuve experiencias dolorosas por no prepararme para encontrarte.

Pero ahora lo entiendo y por eso te escribo, lee mis palabras con calma y al final dime si eres tú la mujer que siempre soñé.

Siempre te imagine llena de virtudes y hasta acepte algunos errores.

Te imagine bella... Iniciando por la belleza de tu Corazón,

Te imagine inteligente, buena... Y muy sonriente, te imaginé culta, divertida... Y como hembra muy... muy apasionada.

Te quise sociable, no celosa y hasta buena cocinera, espere que te gustara el cine, la música y la buena lectura, que te apasionarán los viajes y que fueras enigmática en tu profunda búsqueda por la verdad.

Te imagine tierna pero firme en tu lucha por triunfar, te creí comprensiva pero nunca complaciente con mis errores al actuar.

Te imagine todo esto y algunas otras cosas más...

Y claro ¡NUNCA TE ENCONTRÉ!

Pero como iba a lograrlo un jovencito inexperto, soñador, inmaduro, parrandero y con ideas de conquistador.

Le estaba pidiendo peras al olmo, rosas al chiquero, diamantes al carbón.

Pero hoy, hoy todo es diferente porque hoy mi inmadurez se convirtió en sensatez, mi inexperiencia se transformo en conocimiento y comprensión, mis parrandas ahora son convivencia tranquila y medicina del estrés, mis ideas de conquistador se han tornado en una coquetería normal... No puedo mentirte diciéndote que soy un hombre serio reprimido y por consecuencia aburrido.

En cuanto a lo soñador discúlpame, no lo he podido remediar... Me fascina soñar y por supuesto me gusta luchar por alcanzar todo aquello que soñé... Y puedo decir, que lo he conseguido casi todo hasta hoy... Que los sueños que aún no alcanzo están más cerca que ayer y que lo único que aun no consigo es encontrarte a ti. SÍ, precisamente a ti.

Y por eso, si mi princesa eres tu; déjame decirte que ya estoy listo para recibirte en mis brazos, Que soy el mejor ser humano que hoy en día puedo ser.

Que si no sabes sonreír yo lo haré por ti, que si no te gusta cocinar, yo cocinaré para ti... Que si no te gusta leer, yo te platicaré los libros para ayudarte a dormir, que si eres débil para luchar, yo te enseñaré el camino que si recorremos juntos... Nos hará triunfar, que ya estoy listo mi amor que ya puedes llegar.

Y tú ¿Sueñas con la pareja ideal o eres la pareja ideal?

La Realidad del Sueño (Capítulo II)


1

La taza de capuchino humeaba sobre la mesa de nuestro viejo café “Wendolin”… tenía ya 7 años que te habías cruzado en mi vida, para ser exactos 7 años y casi dos horas, muchas cosas sucedieron desde entonces, tu terminaste tus estudios de bachillerato e iniciaste tus estudios de pedagogía, yo termine la carrera de mercadotecnia y la ejercía, a la vez que la combinaba con la pasión de mi vida “escribir”.

Había soñado muchas veces con volver a encontrarte, el amor que existía en mi interior se negaba a extinguirse, a pesar de que 6 años atrás, me escribieras aquella cruel frase… “Ya no te amo, solo te quiero como amigo” (porque las mujeres piensan que esa frase será placentera para nosotros los enamorados, es el peor latigazo que se le puede dar al corazón, como quien siente lastima más que amor o amistad)… a pesar de que rehacer mi vida se convirtió en un atarea titánica, a pesar de que todo mi mundo giraba en torno a la relación que juntos habíamos construido. A pesar de todo… el amor se negaba a morir.

“Lo recuerdo muy bien”, estaba petrificado frente a tu puerta… y no tuve el valor de tocar para tratar de convencerte de que te fueras conmigo… El temor al rechazo fue mayor a mi sueño de viajar contigo a otros lugares desconocidos. La lógica despiadada me decía que era imposible que siendo solo mi amiga aceptaras acompañarme, que el amor que yo creía me tenías, podía ser solo una alucinación de mis deseos.

Y así, el peso de la incertidumbre me obligo a desandar mis pasos, (¿Cuan tontos podemos ser, cuando en todas las áreas de la vida, lo único que nos detiene para vivir un cuento de hadas es el miedo al rechazo? ¿Por qué no vemos que si lo hacemos y somos rechazados, es lo mismo que si no lo hacemos? Entonces ¿Por qué no intentarlo?).

Llegue a mi casa, salude a mi madre y me dirigí a mi cuarto, tome una libreta y comencé a escribir para ti… “El Sueño” que por un momento estuve a punto de proponerte, hiciéramos realidad. (Hoy lo sé, escribí, porque hacerlo nos ayuda a entendernos, nos ayuda a solucionar cosas, nos ayuda a compartir… como ahora lo hago contigo amigo lector, y así, es como la magia del efecto mariposa se logra… TODOS estamos conectados.)

Te propuse que viajarás conmigo en el mundo de la imaginación. Y así, comencé a escribir… “Todo empezó aquella noche de domingo, yo tenía escasos 21 años cumplidos, y hacia ya casi un año de haberte conocido”…

Y ahora, después de todo este tiempo, después de tantos sucesos en nuestras vidas, me encontraba allí, en el viejo café, esperando por ti.

Los minutos trascurrían con una lentitud casi mortal, mis dedos se aferraban con fuerza a la esperanza de aquella carta que traía en la bolsa izquierda de mi chamarra, la leía una y otra vez, aferrándome a ella, casi con la misma vehemencia, con la que todo el mundo se aferra a la última oportunidad.

… “Te espero el lunes, en el único café al que fuimos cuando éramos novios”… pero a tu misiva le falto la hora de la cita, y por lo tanto no pude ser puntual como era mi costumbre… desde aquella vez cuando un buen anciano amigo mío me dijo: “Si lo deseas desperdicia tu tiempo, pero NUNCA, NUNCA, desperdicies el tiempo de los demás. La Vida está compuesta de tiempo y el tiempo de momentos… esto un día lo comprenderás. La puntualidad es cortesía de Reyes”.

Ese fue el motivo por el cual llegue al café a las 6:00 pm en punto, y aunque un presentimiento me decía que la cita era a las 8:00 pm, una vez más; como si no supiera, como si en todo este tiempo no hubiera aprendido…Que los presentimientos y las coincidencias son el lenguaje que Dios utiliza para hablarle al corazón humano… Ignoré mis presentimientos y llegue dos horas antes… y como no podía evitarlo, seguí recordando nuestra relación.

Como el día en que por fin tuve el valor de pedirte que fueras mi novia, fue un 1ero de Febrero. Fui a recogerte a la escuela y veníamos en la “micro” que nos conducía a tu casa, Yo había escrito en un papel, con letras grandes la clásica frase “¿QUIERES SER MI NOVIA?” Y en un momento del trayecto la pegue en el respaldo del asiento que estaba frente a nosotros, para que tú la leyeras.

Cuando leíste mi nota, te quedaste literalmente helada, no atinabas a decir nada, quizá por tanta norma familiar, por el temor e inseguridad propia de tu edad, no lo sé, hasta que de pronto me dijiste:

- Mañana te digo ¿Sí?

- No, por favor, contéstame ahora, (después de casi un año de buscar el valor para confesarte mi amor, ya no podía esperar más. Y menos ahora que me había decidido a hacer algo… hacerlo en vez de solo soñarlo). Luego de mucho insistir… porque te gustaba hacerte del rogar…

- Está bien, te daré mi respuesta cuando bajemos del micro – Dijiste.
Fue inevitable, todo el tiempo que transcurrió para que llegáramos a tu casa se me hizo eterno, igual que las misas religiosas se les hacen eternas a los niños y niñas de cualquier edad.

Por fin llegamos y te dije:

- Bueno déjame pedírtelo como Dios manda… ¿Quieres ser mi Novia? - Tomaste mis manos y dándome un beso en la mejilla me dijiste casi al oído…

- ¡Claro que quiero ser tu Novia – Nos abrazamos y comprendí que eso de hacer “oficial“ nuestra relación, salía sobrando. Nos amábamos desde mucho tiempo atrás, y nunca nos hizo falta el titulo de novios para hacerlo.

Tuve la sensación de que tú sabías esto antes que yo, y aún así, volviste a satisfacer mis deseos diciéndome que Si… Sobra decir que me sentí un poco tonto, pero exageradamente feliz… “¿Acaso la Felicidad puede ser exagerada?”.

2

La duda siguió taladrando mi cabeza todas y cada una de las noches de mi vida… ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué? Si yo sentía en mi corazón que me amabas más allá de la lógica de tus años, si tus ojos dejaban salir los te amo que tu boca pretendía callar, ¿Por qué me escribiste aquella carta, diciéndome que solo querías ser mi amiga? ¿Por qué si ibas a dejarme me entregaste la maravillosa y preciada inocencia de tu primera vez… solo unos días antes de lanzarme el dardo cruel de tu adiós? ¿POR QUÉ?

¿Por qué me habías condenado a vivir sin ti, si mutuamente nos convertimos en el timón y la brújula del barco de nuestras vidas?... Las preguntas estaban allí, sin una sola respuesta y muchas tontas y lastimera suposiciones, incluso yo mismo te disculpaba de tu forma de actuar diciéndome a mí mismo “es que solo era una niña… una niña tonta jugando al amor”, pero en realidad te sabia toda una mujer, sí, con mucho por delante, con mucho por crecer, pero una toda una mujer al fin.

El reloj marcaba las 7:52 pm y más preguntas cruzaron por mi angustiada mente, ¿Habré llegado tarde?, ¿Habré equivocado el lugar?, ¿Habrá sido una broma?, ¿Sera que el amor se escapo de mi vida?, ¿Será que estoy condenado a representar un papel, a inventarme mentiras para no perder la razón en el presente, por encontrarme perdido en el pasado? (Algo así como aquella vez cuando un psiquiatra pudiendo regresar la cordura a su paciente (mujer) NO lo hizo, porque en su locura la paciente era feliz, se inventaba un esposo amoroso, una familia, etc. Y en la realidad su esposo la dejo, sus hijos murieron y no le quedaba nada, ¿Para qué regresarla a la realidad?).

Esto era una verdadera tortura, estaba volviendo a sufrir todo lo sufrido, a vivir todo lo pasado y ha anhelar todo lo que creí olvidado…

Para aliviar mi angustia y matar las dudas comencé a escribir “El escribir me ayudaba a darle salida a la fuerza de mi amor, desde que inexplicablemente e injustamente te fueras de mi lado”. Puse un titulo como era mi costumbre al escribir, mi nuevo artículo se llamaría La Esencia.

¿Porqué se me ocurrió ese título?, quizá porque nuestras vidas tenían la misma esencia, como si nuestros cuerpos compartieran la misma alma, no lo sé, la mayoría de todos mis actos siempre terminaban rodeados de algo que me recordaba a ti… Y la pluma inició su danza, sobre la pista banca de las hojas de la libreta que siempre cargaba conmigo…

LA ESENCIA

Cada ser humano nace con la capacidad de soñar, con la capacidad de entusiasmarse y sobre todo con el anhelo consiente ó inconsciente de vivir si vida al máximo.

Y no importan nacionalidad, fronteras ó idiomas, tampoco sexos ó religiones, lo único que parece importar es la edad, y todo inicia así:

Cuando se es niño, todo nos asombra… las flores, los insectos, los colores, los perros, lo gatos, el sol, la lluvia (especialmente el granizo y la nieve), la música, las nubes, en resumen, todo. Y a pesar de que los mayores nos dicen constante… “No toques, no corras, no te mojes, no te subas, no te bajes, no grites, no preguntes, no hagas ruido, no te ensucies… Resumiendo te dicen NO SEAS FELIZ. A pesar De eso repito, seguimos estando llenos de entusiasmo.

Cuando somos adolecentes soñamos con lo que queremos ser, hacer y tener en la vida, y, nuestros sueños son ambiciosos, no tienen límites. Pareciera que la esencia divina y creadora de Dios circulará por nuestras venas, y palpitará con todo su poder en cada una de las células de nuestro cuerpo.

Y a pesar… una vez más, que los mayores nos piden que pongamos los pies en la tierra, que seamos realistas y prudentes para no sufrir una desilusión. SEGUIMOS generando esa magia, esa energía que generalmente se le atribuye a la juventud, pero que está presente sin embargo de la edad en todo ser que se atreve a soñar y a perseguir sus sueños (sin importar el tamaño del sueño, cada sueño es importante y único… un sueño no tiene tallas, ni valor monetario ó social. Un sueño solo se mide por la felicidad que te hace sentir en el corazón y magia y energía que te hace despedir por los ojos, la voz, tus movimientos, tu sonrisa, tu creatividad, tu fe… ¿TE DAS CUENTA?).

Pero al paso del tiempo todos esos sueños de Éxito, Fama y Pasión, nos ponen a prueba con obstáculos que miden nuestro deseo, con pequeños y grandes fracasos, que prueban tasan perseverancia. Y lo más difícil, con pequeños éxitos que nos ponen la tentación de conformarnos y no seguir luchando por el sueño original que os inspiraba… (Algo similar a cuando un niño quiere una bicicleta y el papá o mamá le compran unos patines y le dicen, anda juega con los patines, olvídate de la bicicleta, los patines son más seguros. Y ejemplos hay muchos y si tú has abandonado un sueño por la tentación de los pequeños éxitos o logros, hoy lo sabes, te has dado cuenta… duele sí, pero te ayuda a despertar… Éxito.)

Todo esto sumado a los consejos de toda esa gente que optó por conformarse, para dedicarse a criticar y desalentar a los que aún luchan por sus sueños, nos van orillando a tres caminos.

1.- Rendirnos Desistiendo de nuestros Sueños.

2.- Conformarnos con lo obtenido y detener nuestra lucha.

3.- Luchar a pesar de todo, soportando que la mayoría de la gente… incluyendo nuestros seres más queridos nos digan: Loco, necio, tonto, soñador…

Y para mi (espero también para ti), la tercera es la mejor opción. Porque rendirte o conformarte, te vuelve la vida monótona, fría, aburrida y muy pesada. Tomar la decisión equivocada te roba la esencia mágica que Dios ó la fuerza superior en la que tú creas, te regaló… la capacidad de soñar, de entusiasmarte, de crear.

Entonces tu vida se convierte en trabajar, comer, dormir y esporádicamente tratar de divertirte, buscando darle un sentido a la Vida, en vez de disfrutar de tener una Vida con Sentido. Tu Vida se trasforma en: El qué dirán, el criticar y en darle importancia a cosas que no la tienen como: el último grito de la moda ó en esforzarte por hacer creer a los demás lo que no eres en realidad, en aparentar tener lo que no tienes… o sea pretender que eres feliz y tienes estabilidad económica, así como paz mental y espiritual.

Y quiero ser claro en cuanto al concepto de éxito del que estoy hablando, Porque éxito no significa necesariamente dinero, el éxito está en amar lo que haces, en hacer lo que amas, en sentirte satisfecho contigo mismo al saber que estás dando tu mejor esfuerzo al luchar por tus sueños.

La paz espiritual no la tienes al pretender despertar la envidia de la gente, sino al saber que has sido honesto contigo mismo y con tu Dios, al utilizar todos tus talentos poniéndolos al servicio de la humanidad, al saber que tu lucha en pos de tus sueños, te convierte en el mejor ser humano que eres capaz de ser.

Y la tranquilidad mental, se tiene cuando te miras al espejo y observas que la imagen que se refleja te mira orgulloso y satisfecho, y que esos ojos que te miran de frente, te felicitan por haber tenido el valor de conservar viva y latente la esencia de tu existencia, la esencia de tu Vida.

No te permitas soñar con ser un gran saxofonista, una buena pintora, un buen escritor, una buena fotógrafa, un buen empresario, una excelente profesora, un destacado doctor, un deportista triunfador.

No te prometas soñar todas esas cosas y muchas más, sin prometerte a ti mismo, a ti misma, NO RENDIRTE NUNCA, NO CONFORMARTE JAMÁS.

Consigue que la esencia divina permanezca en ti, desde tu primer aliento, hasta tu suspiro final. Vive tu vida al máximo, sin escatimar esfuerzos, sin abaratar tu felicidad.

Recuerda que entre más trabajes por tus sueños, cuando los alcances, más satisfecho te sentirás. Que tu vida sea el mejor ejemplo…

Levanté la vista de mi libreta… y allí estabas tú. Llegué a pensar que ya había esperado mucho por este encuentro, pero al toparme con la salvaje y tierna belleza de tus ojos… supe que te abría esperado toda la vida… y quizá todavía más. “Apresurado para no dejar escapar mis ideas, termine el artículo que escribía”

… que puedas dar a los demás, y que así, de ejemplo en ejemplo, construyamos juntos un mejor mundo, UNA MEJOR HUMANIDAD.

Tomaste tu silla, pusiste tus cosas en ella y te sentaste en otra, yo te contemplaba con una rara mezcla de seguridad e incertidumbre, como si de pronto fueras a desvanecerte en mis manos y a la vez mi corazón supiera que nunca te podrías marchar.

Sentí como si todos esos años no hubieran pasado, como si nuestro amor siguiera latiendo con la misma fuerza que ayer, con la misma esperanza de mañana, con la misma consciencia de hoy. Tuve la sensación de que siempre has estado, aún antes de conocerte, aún después de perderte, sentí que siempre has estado aquí, que eres una parte de mi que nunca se podrá ir, pensé que el amor es un espacio donde podemos expresarnos, que el amor contiene al tiempo y nunca el tiempo al amor.

- Hola – Dijiste

Contesté tu saludo y la plática comenzó a fluir de forma clásica, “¿Cómo has estado? ¿Qué has hecho? ¿Cómo está la familia?... Parecía que eludíamos las cosas de las que en realidad deseábamos hablar.

Supe que estabas dando clases, que estudiabas pedagogía y además tomabas un curso de corte y confección, te conté mis sueños por escribir y dar conferencias motivacionales y educativas, hablamos de tu familia y de la mía… todo esto mientras tomábamos nuestro clásico café capuchino.

El tiempo se hizo nada y llego el momento de despedirnos, a pesar de que platicamos de todo menos de nuestra relación, algo quedo totalmente claro… NOS SEGUÍAMOS AMANDO.

¿Cómo era posible? ¿Por qué bastaba vernos a los ojos, para sentirnos envueltos en la magia del amor? ¿Debíamos sentirnos culpables por seguir amándonos como siempre? ¿Qué consecuencia traería a nuestras vidas y a la de la gente que nos rodeaba, este reencuentro que tarde o temprano tendría que suceder?


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Entre nuestro pasado y nuestro presente, una enorme variedad de acontecimientos y principalmente personas, se habían cruzado en la red que el curioso destino, se encarga de confeccionar.

Tu vida había girado en torno a tu trabajo, tu familia, a tratar de ingresar a la escuela de pedagogía de tu elección y en varios intentos de relación amorosa.

Desde que aquella mala amistad tuya de mintiera diciéndote que yo tenía muchos deseos de estudiar la universidad y que la relación que mantenías conmigo me estorbaba… y tu nombre, inocente e inexperta, comenzaste a pensar en terminar conmigo para no estorbarme en mis deseos… Y así, tus ojos comenzaron a buscar otros horizontes masculinos, tratando de encontrar un reemplazo que ocupará mi lugar. “Tu decisión estaba tomada, terminarías conmigo para que yo pudiera estudiar una carrera” (lo dicho ver telenovelas nunca le ha dejado nada a nadie, y tu actitud era reflejo de la programación televisiva que había en tu cabeza.)

Y tu estrategia fue muy sencilla, comenzaste a alejarte de mí, esquivabas mis besos, te mostrabas indiferente, y comenzabas a ser coqueta tratando de atraer a otros chicos.

¡Y Claro que lo noté! Te sentía fría, distante, no comprendía porque de un momento a otro, las toneladas de amor que me entregabas día con día, hubiesen desaparecido. Mi estabilidad emocional comenzó a tambalearse como un barco que de pronto se hundiría, y, los problemas comenzaron a llegar… hasta que nuestras vidas tomaron rumbos diferentes, hasta que el barco se hundió… por lo menos aparentemente.

Yo me refugie, en el trabajo, en mi familia, y tontamente en muchas otras mujeres, mi vida se convirtió en algo similar a un crucero de placer y un día, llego la oportunidad de estudiar en una nueva universidad en la región.

Para entonces ya había comprendido que no podría sustituirte, que no podrías sustituirme, que solo estaba dañando a las personas con las que me relacionaba, que debería detener ese tonto intento de encontrar tu sabor en otros labios, de encontrar la caricia que me brindabas al mirarme en otros ojos. Por eso me dedique de lleno al estudio, trabajaba vendiendo desde desodorantes hasta aparatos electrónicos, lavaba los coches de los maestros en la universidad, para completar los gastos que los estudios me exigían.

Todo esto debido a que me decidí a abandonar el negocio de zapatos del que era dueño, en parte por las ventas bajas, en parte porque quería alejarme de la tortura de verte pasar frente a mi… Y hasta coloque un letrero frente a mi cama que decía “NO TENER NOVIA EN UN AÑO”.

Mientras tanto…

Tú… según tus propias palabras, te entregabas a tu vida carente de importancia, te la pasabas de constante mal humor, y tus relaciones sociales eran limitadas e intrascendentes, te refugiabas en una actitud desafiante y ofensiva para proteger la sensibilidad de tu corazón, (Y mucha gente hace lo mismo, aparenta dureza para ocultar ternura y sensibilidad… lo malo de esta constante defensa es que terminan creyéndose que son duras y terminan amargadas… que nadie lo haga más, no vale la pena créeme)… Y así tratabas de convertir tu amor por mí en desprecio y rencor (como si yo fuera el culpable de todo ó yo te hubiera abandonado).

Era comprensible que tu vida se encontrará desequilibrada, ya que al decidir dejarme, con la ingenua idea de que así podría estudiar, (pero sin confesarme jamás el por qué de tu abandono… yo era todo menos adivino. Jajaja)… Continúo… Creías firmemente que te esperaría toda la vida, y en vez de eso, yo, al saber que ya no me amabas, opté por volver a mi vida de antes de conocerte “Haciendo honor a aquel bello vals titulado Vino, Mujeres y Canto” en vez de dedicarme a buscarte como tu creías pasaría, era normal; te sentías decepcionada, confundida, engañada. (¿Porque las mujeres se complican las cosas?)

¡Claro! Tú sabías que yo te seguía amando, pero yo vivía con la idea de que tu amor por mi ya no existía, tu conservaste todas mis cartas (suficientes como para hacer una biblia del amor), como prueba y recuerdo de mis sentimientos por ti. Y yo había quemado las tuyas… y no era por malo, era para no martirizarme leyéndolas y releyéndolas.

Tú me considerabas un traidor infiel, tú me resultabas leal y sincera por tener el valor de confesarme que ya no me amabas, tú me amabas en un silencio casi mártir (Repito esas telenovelas que malas son)… yo buscaba mil maneras para olvidarme de ti, los únicos recuerdos que conservaba estabas en mi mente, y los que tu conservabas estaban en papel, en la esperanza de aquel sueño que leías todas las noches en que te sentías sola, y buscabas de alguna manera; volver a sentir la incontenible fuerza de mi amor envolviendo tu ser…

Y el sueño que un día escribiéramos juntos (E imagináramos con tanta intensidad, como si lo viviéramos de verdad)…

La Realidad del Sueño (Continuación)...


¿Toqué a tu puerta?

De Casualidad saliste tú, te vi más linda que nunca, quizá te vi más linda de lo normal, porque en ti vi reflejada mi esperanza, el sueño, el brillo del amor. Te saludé…

- Hola
- -Hola Hígado ¿Qué haces? – Dijiste extrañada de verme ahí a esas horas de la noche y en domingo.

Lo de Hígado me lo decías porque en alguna plática llegamos a la conclusión de que el amor no se siente en el corazón, sino en el cerebro… Específicamente en el Hipotálamo “Según Recuerdo”, Tú decías que el Hígado y el corazón eran órganos del cuerpo, Entonces bromeando dijiste: “Por lo tanto decir te quiero con todo el corazón es lo mismo que decir te quiero con todo el Hígado”. Y cerramos la plática con el feliz estruendo de nuestras carcajadas.

Me acerque a ti, te tome la mano y te mire a los ojos, caminando hacia atrás te aleje de la puerta de tu casa, para poder hablarte sin que nadie dentro nos escuchara.

- Sabes Ana, hoy estuve pensando en que… ¿qué pasaría si abandonará mi rutina bacía de propósito y significado y escapara a otro lugar? … tal vez (continúe), existan personas que necesiten de mi u otras circunstancias ó costumbres que me señalen un ¿Porqué? De mi existencia.

Tu solo me observabas callada, “La plática en aquel entonces no era tu fuerte”, no sabía si me estabas comprendiendo, si me lograba explicar… Pero como no me interrumpías, ni comentabas nada, seguí hablando.

- Me quiero ir de aquí Ana y me iré A-H-O-R-A. Pero ¿Sabes?, Me quiero ir contigo, quiero que te vayas conmigo… Acompáñame por Favor.

Tú te quedaste como pensando que bromeaba y no articulaste palabra, solo me sonreíste entre incrédula y temerosa…

- Solo te lo puedo pedir a ti, porque eres lo único que no podría dejar aquí, porque… No te puedo explicar el porqué.

“Era el colmo, que el más grande amor había despertado en mi corazón (¿Debería decir en el Hígado?)” Desde aquel momento en que, ¿? En qué… La verdad nunca me día cuenta cuando comencé a amarte, solo sabía que te amaba, quizá desde mucho antes de conocerte.

- Solo acompáñame y dame la oportunidad de compartir contigo este sueño, dame la oportunidad de demostrarte lo que tanto trabajo me cuesta decirte con palabras.

Y entonces, entonces paso lo más increíble, lo que no creí que me dirías, aunque lo estaba deseando con toda la intensidad de mi alma.

- Si Luis, te acompaño, pero vámonos antes de que me arrepienta, y por favor tampoco me preguntes porque te acompaño… Porque no lo sé, solo sé que siento la enorme necesidad de ir contigo, de compartir todo contigo.

Entonces te tome de la mano y empezamos a caminar por el callejón, no decíamos ninguna palabra, ningún sonido, ni siquiera nos mirábamos, caminamos sumidos en nuestros pensamientos, nuestras manos se encontraban unidas con cariñosa incertidumbre, nuestros pasos que se encaminaban al futuro, eran vacilantes pero avanzando siempre adelante.
Sí, teníamos miedo, pero también teníamos el antídoto para el miedo. Estábamos llenos de Amor.
“¿Qué persona no ha vivido esa sensación al mirar atrás, de no saber como lograron “x” cosa, o cómo fue que se atrevieron, simplemente lo hicieron, y lo único que recuerdan era esa sensación de amor dentro de ellos?... De ese antídoto estoy hablando”.

Tomamos una micro de trasporte colectivo, que nos llevaría a la central de autobuses de la Ciudad… Durante el trascurso de aproximadamente 45 minutos. No dijimos nada, solo hablábamos con nuestras manos, con nuestros dedos aferrándonos uno al otro, casi podíamos escuchar el bum-bum de nuestros corazones, y nuestras respiraciones entre cortadas, como cuando meditamos, como cuando suspiramos, pero no eran suspiros de añoranza, eran suspiros de esperanza… Llegamos a la central y te dije:

- ¿A dónde nos vamos?

- A donde tú quieras – Respondiste. Te abrace muy fuerte pero con toda mi ternura, porque al responder tu voz temblaba y parecía que no creías lo que estaba pasando… En realidad ni yo mismo lo creía.

Porque a mí también me invadía un miedo desconocido, pero la felicidad de iniciar una nueva aventura de vida a tu lado, me impulsaba a seguir… aunque quizá esa era la principal causa de mi miedo… TÚ.

5


Resultaba contradictorio que el motivo fundamental de toda esta aventura… o sea tú, también fuera el principal motivo de mi miedo. Por un lado el vivir contigo me infundía valor, esperanza , fuerza, coraje, ganas de salir adelante, por otro me daba temor de no ser capaz de protegerte, de satisfacer tus necesidades básicas de comida vestido, vivienda… ¿Pero y tú? ¿Qué estabas pensando tú?

A tu corta edad y a pesar de que la vida te había empujado a madurar con rapidez, no atinabas a formarte juicios y conclusiones de lo que estabas por hacer conmigo… tus ojos eran más claros que tus pensamientos y palabras. Lo hacías solo por amor, te estabas poniendo en mis manos, querías compartir el resto de tu vida conmigo, “¿Era quizá que te paso igual que a mí, que la vida tomo un brillo especial y diferente desde que te encontré, y que ya no querías volver a vivir sin ese sentimiento de plenitud y eternidad?”

Compre boletos para el puerto de Veracruz, porque fue lo primero que se me ocurrió. Mientras subíamos al autobús pensé… ¿En cuanto tiempo pasaría para volver a ver este lugar que nos había visto crecer? ¿Notaría la gente nuestra ausencia, aparte de nuestra familia? ¿Cuánta gente nacería hoy, para que el día de mañana viniera a formar parte de la historia de muchas personas que nacieron ayer? Me sacudí los pensamientos y dije:

- Hasta atrás – Respondiste – Como en las micros cuando ibas por mí a la escuela – Tus ojos brillaron por el recuerdo revivido…

Aunque solo fuera hace dos días la última vez que pase por ti a tu escuela, ahora este hecho formaba ya parte de nuestros recuerdos, como las “Minas”, ese lugar estaba cerca de tu escuela, a solo unos cuantos pasos. Desde ahí podíamos observar toda la ciudad, era como nuestro lugar mágico, ahí platicábamos, ahí hacíamos planes para casarnos, planes de ahorro, planes para nuestros hijos, allí sentíamos muy vivo el sentimiento de libertad, porque no existían ojos indiscretos, criticones, parecía que Dios nos había construido ese lugar para darnos un tímido empujón para vivir nuestro sueño de Amor…

...“Es más he de confesar que incluso llegue a sentir que Dios (El Gran Jefe), Ana y yo éramos los protagonistas de una de sus historias favoritas, de una de sus películas de colección.

Ya sentados no deje de abrazarte, tú te apretabas conmigo y cerrabas los ojos, te veías temerosa pero feliz, y, aunque en ese entonces ni tú ni yo, nos habíamos confesado nuestro amor, era obvio que ya éramos prisioneros de la cárcel de su paraíso terrenal, besé tu mejilla y acaricie tu pelo mientras tú sonreías con dulce satisfacción.

El chofer arranco el autobús y mientras avanzaba nos quedamos en silencio, mirábamos por la ventanilla a los coches que venían en sentido inverso, observábamos las construcciones que tantas veces viéramos en el pasado, observábamos todo con una nostalgia diferente, al saber que no las volveríamos a ver pronto. Nuestra ciudad natal estaba quedando atrás, sentí que apretabas mi mano y volví mi mirada hacia ti.
- ¿Qué va a pasar con tu mamá y tus hermanos? – Preguntaste

- No te preocupes le deje el negocio a mi Jefa para que disponga de él como mejor le parezca, además mi hermana mayor sabrá hacerse responsable de la familia… ¿Y qué va a pasar con tu familia y con tu escuela? – Te devolví la pregunta.

- Con la escuela no sé, y con mi familia supongo que no se morirán sin mi… solo me pregunto ¿Qué pasará con nosotros?

Tenias razón, preocuparse por lo que estábamos dejando atrás, no era tan apremiante como ocuparse de lo que nos esperaba.

- No Tengas pendiente, de ahora en adelante yo cuidaré de ti… y tu de mi. Mano con mano, hombro con hombro y corazón con corazón. Lucharemos los dos y siempre seremos parejos en todo, por lo demás solo vívelo y no olvides que te… que te quiero mucho Ana.
Te sonreí tratando de infundirte confianza, tú me devolviste la sonrisa y dijiste – Yo también te quiero mucho Luis – Y al final de cuentas creo que la confianza me la infundiste tú a mí.

Entonces nos acurrucamos uno con el otro y ya no supimos más por el sueño nos venció. No nos enteramos si el autobús hizo escalas ó cuantas hizo, pero cuando desperté tu aún dormías, se comenzaba a sentir una rica sensación de calor, no estoy seguro si por la cercanía de nuestro destino, ó porque el autobús se había llenado.

Me sorprendía la forma tan despreocupada en que dormías, ¿Tanto confiabas en mí? ¿Estabas muy cansada del viaje? Deje de hacerme tontas preguntas y me dedique a contemplarte durmiendo… Era la primera vez que te contemplaba perdida en el mundo de los sueños, lucias muy linda con los ojos cerrados delicadamente y tu boquita trompuda como invitando a ser besada, “Me fascinaba la forma como parabas tu labio inferior”, sonreí al recordar como desde la primera vez que te había hecho el comentario sobre tu labio, evitabas pararlo… la primera vez que te dije trompuda dijiste – Trompa solo tienen los animales en especial los puercos – Y así, mientras recordaba seguía rozando con delicadeza tu mejilla izquierda y acariciando tu hombro derecho, tal vez quería que sintieras que estaba allí, que estaba contigo.
Tuve la impresión de que estabas despierta y entonces retire mi mano que exploraba tu cara con cariño, con ese cariño especial que provoca el amor y que es diferente al cariño de un amigo… Porque eso éramos tu y yo… ¡Solo amigos!

- ¿Ana? – Pregunte para comprobar que aún dormías, tú sonreíste adivinando mis pensamientos y dijiste…

- Sí, estoy despierta, pero me gusta mucho que me acaricies, sonreí por mi absurda vergüenza y por tu maldosa travesura y dije:

- Ya siéntate bien que ya vamos a llegar,- El autobús entraba a la ciudad y tú explorabas con ávida curiosidad y dijiste:

- Me siento rara, como desprotegida… - Yo también siento miedo – Contesté, pero no olvides que estamos juntos, mano con mano, hombro con hombro, corazón con corazón, tu conmigo y yo contigo.