RECUPERA A TU HOMBRE EN 7 DÍAS

La Realidad del Sueño


Primera parte: De Corazón a Corazón (En el Mundo de la Imaginación)

1 (El sueño)

Todo empezó aquella noche de domingo, yo tenía escasos 21 años cumplidos, y hacia ya casi un año de haberte conocido.

Me encontraba de pie frente a la puerta de entrada de tu casa, me pase una eternidad analizando todos los detalles del frente de tu casa. La puerta negra de metal, con adornos de herraje… un tanto colgada hacia la izquierda como cuando un perro ladea la cabeza para saludar a su amo, a la derecha el buzón de correo, color negro también, con muchas pequeñas partes oxidadas, y con señales de no haber recibido carta alguna en mucho tiempo, el pasillo de entrada a tu casa como de un metro de ancho de tonos blanquizco y también descascarado por el tiempo, la pequeña ventana de la derecha, con cortinas blancas con descoloridos estampados de flores… “Me pareció que el momento decisivo del amor que te tenia había llegado al fin”.

Quizá fue por ese momento definitivo (como cuando alguien muere), que nuestra historia recorrió mi mente como un relámpago, pero un relámpago cálido, romántico, un relámpago lleno de esperanzo, lleno de amor… “Recuerdo muy bien las primeras palabras que cruzamos, tu atendías un local de helados, yo atendía una zapatería unos cuantos pasos de ti”.

- Hola, disculpa tienes helado de… El sabor no lo recuerdo, en realidad era un pretexto para acercarme a ti, para conocerte. Llevaba semanas viéndote pasar, checando tu horario, tu forma de caminar, tu cabello rebelde, “Tu cabello me recordaba una fuerte lluvia” Por eso te llamaba pelos de aguacero, mote que te provocaba mucha risa y mi el enorme placer de verte sonreír, tu mirada profunda y desafiante… Y esa constante expresión de enojo en tu cara. Incluso parabas el labio inferior de tu boca como un niño recién regañado a punto de soltar el llanto. “WOW de verdad me encantabas”

- No, no tengo de ese sabor - fue tu respuesta… ¡Caray no puede creer en mi mala suerte! El plan de ataque era que si tuvieras de ese sabor, y como no estaba preparado para un “No”, lo único que atine a decir fue – Gracias. ¿Pero quién está preparado realmente cuando se topa de frente con el amor?...

Los días volvieron a irse con esa repentina lentitud que los envuelve cuando estás enamorado y lejos de tu ser amado… Te miraba pasar a misa de 7 con tus hermanas (Sonia, Erika y Bety), todos los domingos, pensando a cada instante en como lograría captar tu atención, ser tu amigo, tener la valiosa oportunidad de conquistar tu amor.

Y mientras tanto, me aprendía las combinaciones de tu ropa “Tu suéter de rombos de colores y tu pantalón de mezclilla azul fuerte, tu minifalda negra con tu blusa blanca, tu pants azul celeste, etc.” Tus distintos peinados “Me encantaba cuando te dejabas caer dos caireles a los costados de tu cara”, el sonido de tus pasos “Rápido y tímido con un misterioso e inocente toque de sensualidad”, el timbre de tu voz “Tierno pero firme, Autoritario pero suplicante”…

¡Era Increíble! Te habías colado en mis más íntimos anhelos, hasta te soñaba casi todas las noches… Y todo eso, a pesar de que las únicas palabras que me habías dirigido hasta entonces eran: - No, no tengo de ese sabor.

2

Y como bien dicen por ahí, “El Amor es la Fuerza Motivadora más importante del Mundo”… Volví a buscarte en la tienda de Helados, ¿Para qué? ¡Para que iba a ser!, para comprar un helado desde luego, pero mientras me servías mi helado de fresa (sí, esta vez tenía que ser un sabor que SÍ tuvieras). No me pude contener más y te pregunté tu nombre, añadiendo mi estúpido comentario al final.
- ¿Estás enojada?, - Me llamo Ana María y si ya no se te ofrece nada…

- ¡Uy que genio te cargas chiquita! Solo intentaba hacerte platica – Sonreí divertido, mientras que tu literalmente echabas chispas por los ojos… continúe

- ¿Sabes? Te vez muy guapa así enojada ¿he? - , y como simplemente seguías fulminándome con la mirada, opte por salir de tu lugar de trabajo, (Pero como los experimentados vendedores) solo di algunos pasos hacia afuera y regresé… (Cupido había dado en el blanco de mi corazón por primera vez), entre nuevamente y te dije…

- Bueno perdóname ¿sí? No fue mi intención molestarte, solo quería ser tu amigo – Tu te encontrabas riendo contigo misma, y como ya no podías volver a disimular tu falso enojo, no te quedo otra salida decente que disculparte.

- No, discúlpame tu a mí, lo que pasa es que Basilio (tenia nombre de bacteria), mi patrón, es muy sangrón y exigente, no quiero que me moleste ni me llame la atención, si se entera que accedí a platicar contigo.

¡Perfecto! Pensé, solo necesitaba una pequeña oportunidad para dedicarme por completo a conquistarte.
- No hay problema, ya me voy para que no te regañe el nombre de bacteria… Por cierto cuando sonríes te vez mucho más hermosa que cuando te enojas… yo me llamo José Luis – Y Salí de la tienda, observando cómo no acertabas a ponerte seria o seguir sonriendo.

- Adiós – Contestaste, y me lleve guardada en la mente, la inigualable belleza de tu mirada iluminada por tu sonrisa.

Por fin lo había logrado, ya éramos amigos… ¿Amigos?, bueno algo es algo, ya me encargaría yo de ganarme tu corazón, por el momento tu amistad me serviría para conocerte más, para quitarme ese ridículo miedo a ser rechazado por ti… “En verdad era tonto sentirme así, porque hasta entonces mi suerte con las mujeres era inmejorable, gozaba de una excelente reputación entre el sexo opuesto y, sobre todo; las chicas más deseadas del lugar pretendían algo más que mis piropos”.

Pero no lo podía Evitar, el solo pensar en ti me hacía sentir una sensación de vacío en el estomago, como si tú fueras la poseedora de los caprichosos hilos de mi destino, como si de ti dependiera todo mi futuro, como si de ti derivara mi pasado (sí, se que suena a física cuántica), pero la realidad era que tú eras lo que le daba razón a todo mi presente.

Por ello, no quería cometer ningún error, no quería perderte, debía ser cuidadoso para no volver a separarme de ti, ¡¡¿¿Volver a separarme de ti??!!... El tiempo se encargaría de aclarármelo. 


3


Estaba petrificado frente a la puerta de tu casa, con la idea firme de proponerte escaparnos a otro lugar. Siempre había anhelado conocer otros lugares, otra gente otras ideas, otras costumbres, en fin, otras formas de vida en general, pero siempre por alguna razón el destino me detenía… ó quizá me detenía yo mismo. Hoy conozco la razón, estaba esperando por ti, nada me infundía más valor y esperanza que la idea de compartir este sueño juntos… Porque algo me decía que este sueño también formaba parte de ti.

Para tratar de llenarme de valor, retome el hilo de los recuerdos… Recordé aquel escenario donde nuestro amor se fue rememorando así mismo, donde nos volvimos a re-conocer… una vez más.
Fue en un parque, la tienda de helados abrió una sucursal muy pintoresca debajo del reloj (Tipo big ben) del pueblo, era allí donde casi todas las tardes me dirigía a charlar contigo, a disfrutar tu sonrisa, a perderme en lo profundo de tu mirada.
El reloj y el parque, así como la vegetación propia del lugar, fueron un lugar más que propicio para estimular nuestra confianza y surgieran de forma natural las confidencias, los anhelos, los traumas y fundamentalmente la fuerte amistad que sirve de cimiento a toda verdadera historia de amor.
Nos contamos respectivamente nuestros recuerdos familiares… supe que habías dejado los estudios y trataba de motivarte para que los continuaras, supiste que uno de mis deseos era conocer el mar, descubrimos que nos encantaba estar juntos, era esa sensación de sentirte en tu hogar después de un largo viaje, de una larga ausencia, era esa sensación de haberse perdido y saberse encontrado, ese sentir que te reconoces en el otro, fue así como poco a poco nuestras vidas se hacía más comunes, más similares, como más unidas… yo vivía tus días, tú vivías mis cosas.
Pronto tú comenzaste a estudiar un bachillerato y estabas por cumplir 17 años, yo seguía atendiendo mi negocio e zapatos, pero en mi alma una rebeldía comenzaba a despertar, me sentía inconforme, me sentía obligado a regalarte el mejor hombre que yo pudiera ser capaz de ser. Algo me impulsaba a buscar nuevos caminos, nuevos horizontes, algo me decía que mi destino era mucho más grande del que hasta entonces me había imaginado… ya sabes “trabajar, divertirse, tener hijos, sobrevivir lo más cómodamente posible y un día morir”.

Algo me hizo sentir que el haberte encontrado, era una señal de que mi vida tomaría otro rumbo, tomaría el camino original, el camino de los sueños… “Del cual la gran mayoría de la gente se separa por temor, por ignorancia, y/o por falta de amor”.

Por eso creo firmemente en que encontrar al amor de tu vida es primordial, ya que es ese amor el que te impulsará a retomar el camino maravilloso que debería ser tu vida, te ayudará a ser el mejor ser humano que puedes ser… y no enfrascarse en esas relaciones que lo único que hacen es sacar lo peor de ti, y cada miembro de la pareja se hace cada día más infeliz… ¿Cómo saber que estas con la pareja correcta? Muy simple, lo sabes cuándo te das cuenta que te inspira a ser mejor, a conseguir tus propios sueños, cuando estar a su lado hace de tu vida el verdadero cuento de hadas que toda vida debe ser, de acuerdo a la palabras de Mark Hans Christian Andersen.
Fue entonces que la idea ilumino mi mente, como en tu familia yo no era bien visto (algo normal después de la fama de mujeriego y parrandero que yo mismo me había dedicado a construir), y como a la vez tu vida familiar se tornaba incómoda y limitante (por los continuos choques familiares entre tus padres, hermanos y hermanas), lo mejor sería que los dos escapáramos juntos a otro lugar, un lugar donde el amor se pudiera vivir en libertad, donde la gente nos dejara de molestar con sus fatales presagios sobre nuestra relación, donde comenzáramos a descubrir nuestras potencialidades y talentos… donde nos dejaran vivir nuestra historia de amor con ojos de esperanza, más que con temor, con una intensa fe en que las cosas saldrían bien y no esperando en que todo terminaría mal… como todos presagiaban (y no porque fueran adivinos, sino porque vivían con terror), donde nuestro amor fuera la base primordial para una vida abundante en todos sentidos, consecuencia de la felicidad… y no al revés como nos habían hecho creer, que primero era el dinero, el éxito y la comodidad y eso te daría felicidad.
Algunas de mis ideas ni yo mismo las alcanza a comprender en su totalidad en aquel entonces, pero mi corazón me decía que defendiera mi amor, que persiguiera mi más bello sueño… Y mi sueño más bello era vivir nuestro amor y de allí partiría (y partió) la abundancia y armonía en todo lo demás… “Ese amor que no tiene explicaciones y que sin embargo te inunda el corazón, ese amor que es el cimiento de la vida, la única ley, la base de cualquier religión… ó como dirías tú, “La única droga Legal”, pues las otras drogas solo son síntoma de mediocridad”.

Traté de interrumpir mis recuerdos, tu puerta estaba frente a mí. ¿Lo haría o no?, ¿Aceptarías o no? La duda y el temor que todo sueño antepone a su realización, se apoderaba de mi, deseaba con todo mi corazón que las cosas me salieran bien… Llevaba días planeándolo, armando el discurso que te diría para tratar de convencerte. Y ahora estaba allí, pero las ideas se eclipsaban en mi mente… ó quizá me sobraban de tanto amor, de tanta ilusión.

No hay comentarios: